¿Es razonable que una pequeña ciudad noruega tenga una ley que prohíba la muerte de sus residentes?
El 29 de marzo, se informó que Longyearbyen, la capital de Svalbard, tiene una ley extraña: no se permite la muerte.
Según un informe del 27 de marzo, hay muchas cosas extrañas escondidas detrás de las montañas nevadas de Svalbard. Sólo tres islas del archipiélago están habitadas. La capital del archipiélago, Longyearbyen, se encuentra en la isla más grande de Spitsbergen. Esta isla más cercana al Polo Norte alberga a 2.000 habitantes. Los residentes no ven el sol durante más de cuatro meses cada año, salvo algún encuentro ocasional con los osos polares que viven en esta zona, han estado viviendo una vida pacífica.
Sin embargo, lo más sorprendente es que Longyearbyen tiene una ley extraña: no hay muerte. Esta ley está vigente desde 1950. Por ley, los residentes deben mudarse a otras áreas antes de morir. Esto se debe principalmente a que los restos no se descomponen en ambientes fríos, donde la temperatura más baja puede alcanzar los 46 grados centígrados bajo cero. Junio es el mes más caluroso aquí, pero la temperatura más alta de los últimos 20 años no ha superado los 18 grados centígrados. El cementerio local lleva 68 años vacío. Si a un residente se le diagnostica una enfermedad incurable, debe mudarse. La ley incluso aconseja a las mujeres embarazadas que se trasladen a islas más cálidas del sur.
El problema es que si los restos no se pueden descomponer, el virus puede propagarse, señala el informe. Y esta preocupación no es infundada. En 1998, un equipo de investigadores desenterró los restos de varios marineros muertos y encontró en ellos el virus que provocó la mortal epidemia de 1918. El lado positivo es que los virus preservados pueden ayudar a los humanos modernos a desarrollar vacunas antivirales. De hecho, el problema de los restos que no se pueden descomponer ha afectado a muchos lugares de Noruega, siendo Svalbard el más grave. Sin embargo, aquellos que no puedan salir de su tierra natal pueden optar por cremar sus restos en otras zonas y luego pedir a alguien que esparza las cenizas en el vasto mar de nieve de aquí.
Se informa que Svalbard tiene muchas leyes extrañas. Por ejemplo, una ley estipula que los residentes deben portar armas de fuego en defensa propia cuando vayan a zonas deshabitadas porque allí viven miles de osos polares. Además, gracias a la academia local, Longyearbyen acoge a un grupo de jóvenes cada temporada escolar.