El hundimiento de barcos que surcan el Océano Atlántico
Richard Yishui: En marzo. El 21, el puerto de Auckland compró una lámpara de escritorio de forma privada, con la esperanza de usarla para iluminar cuando escribo cartas a mi esposa.
Segundo oficial Thurman: Vi a Richard regresar al barco con la lámpara y dije que la base de la lámpara era liviana y no se caería cuando el barco se balanceara, pero no interferí.
Tercer oficial Patty: Cuando el barco zarpó del puerto en la tarde del 21 de marzo, descubrí que había un problema con el dispositivo de liberación de la balsa salvavidas, así que até la balsa salvavidas al soporte...
Mecánico Daniel: En la mañana del 23 de marzo, el detector de incendios en la habitación de Richard y Surel sonó alarmas continuas. Cuando Walter y yo entramos, no encontramos ninguna llama, así que decidimos que la sonda era una falsa alarma, así que la quitamos y se la dimos a Whitman para que la reemplazara por una nueva. El fagotista Whitman dijo que estaba ocupado y que nos lo traería más tarde.
Camarero: El 23 de marzo fui a la habitación de Richard a buscarlo, pero no estaba. Me senté un rato y encendí su lámpara.
Primer oficial Kemp: A las 6:5438+3:30 pm del 23 de marzo, llevé a Su Le y Robert a una patrulla de seguridad. No entré a la habitación de Richard y Sule y les dije: "Ve a revisar tu habitación".
Yishui Su Le sonrió y no entró a la habitación; Robert Ershui tampoco entró y siguió a Surle.
Ingeniero mecánico y eléctrico Cohen: Del 23 al 14 de marzo se encontró un viaje. No pensé mucho y cerré la válvula sin descubrir el motivo.
Electricista Huolin: Por la noche, cuando estaba de servicio, entré corriendo al restaurante.
Finalmente, el Capitán McCum escribió: Cuando se descubrió el incendio a las 19:30, la habitación de Richard y Surel se había quemado. El fuego fue aumentando en intensidad hasta que todo el barco estuvo en llamas. Cada uno de nosotros cometió un pequeño error que resultó ser un gran error.
Esta última nota registró claramente todo el incidente.
Pequeños y grandes, la suerte y la desgracia, suelen estar al alcance de la mano. Que una persona sea sabia o no depende de si sabe estar alerta en todo momento de su vida diaria para no perder oportunidades.