¿Cuáles son las características ideológicas de la sociedad occidental?
La Era pre-Axial se caracterizó por el hecho de que el mundo material y el mundo espiritual aún no estaban completamente separados. En consecuencia, la visión judía es que el sufrimiento es un castigo por haber cometido un pecado. Pero para la nación de Israel, el pecado fue el mismo y toda la nación fue castigada por romper su pacto con Dios. Por lo tanto, las manchas morales serán lavadas a la manera de "lavar los pecados", lo cual es sólo la primera pista de la conciencia moral. A estas alturas la responsabilidad personal aún no ha llegado.
Durante la Era Axial se cuestionó la relación causal entre sufrimiento y crimen. El Libro de Job resume esta duda. El libro de Job pregunta claramente: ¿Por qué sufre tanto el hombre recto? Pero este cuestionamiento suscita otro temor: si el sufrimiento no proviene del pecado, ¿de dónde viene? ¿Cómo explicarlo? La explicación del sufrimiento en este punto se ha desplazado hacia la impiedad como pecado personal, por el cual la amenaza de castigo de Dios puede equilibrarse con el perdón y la redención. La manera de buscar el perdón ya no es lavar los pecados, sino arrepentirse. En el proceso de aprender a arrepentirse, el ser humano entra en el reino de la conciencia. La culpa personal marca el surgimiento del yo en la civilización occidental como un signo de la conciencia de la humanidad de sí misma como un malhechor singular. Sólo el yo independiente tiene la capacidad de reconocer los propios pecados y arrepentirse de los mismos. Por tanto, cada uno debe y sólo puede ser responsable de sus propios actos. El profeta judío Jeremías dijo: "Los restringiré con la ley". Este es uno de los momentos más importantes de la historia occidental, y ha brotado el concepto de legalidad. En la antigua Grecia, Sócrates fue la primera persona que realmente se dio cuenta de la importancia de la conciencia personal: utilizó su propia vida para demostrar que la conciencia humana puede lograr algo más precioso que la vida: la libertad. Debido a que los humanos son milagros, los humanos tienen conciencia y pueden conocer la verdad. La verdad es producto de la mente humana y está abierta y accesible a cualquiera que esté dispuesto a pensar. En "Prometeo atado" de Esquilo y "Antígona" de Sófocles, elogiaron este comportamiento de sacrificar la vida en aras de la conciencia y la moralidad, independientemente del sufrimiento. Especialmente en la vida civil de las antiguas ciudades-estado griegas, la conciencia personal tenía un significado real, que era la clasificación detallada de diversos delitos en el código ético y el derecho penal. Como la conciencia de cada uno sabe claramente si es culpable o no, ya no son los dioses ni los reyes los que deciden todo, sino algo que en el futuro desempeñará un papel clave en la civilización occidental: la razón humana.