Sucesión real británica (reglas de herencia y cambios históricos)
Las primeras reglas de sucesión
En los primeros años de la historia británica, las reglas de sucesión no eran tan claras como lo son ahora. En la Edad Media, la sucesión al trono solía recaer en el hijo del rey. Sin embargo, si el rey no tiene hijos, el trono puede pasar al hermano del rey u otro pariente. Esto resultó en una serie de batallas por el trono y guerras civiles mientras los familiares luchaban por la legitimidad del trono.
Reformas de Enrique VIII y María I
En el siglo XVI d.C., Enrique VIII y su hija María I llevaron a cabo importantes reformas en las reglas de sucesión al trono. Enrique VIII estableció el derecho de sus hijos a heredar el trono mediante el Acta de Sucesión. Según esta ley, el hijo mayor de Enrique VIII, Eduardo, le sucedió en el trono. Si Eduardo no tenía un heredero legítimo, María sucedió en el trono, seguida por Isabel, la hermana de María.
La aprobación de este proyecto de ley marca la transformación de las reglas de sucesión al trono británico del sistema de sangre a la ley. Esta reforma sentó las bases para las reglas de sucesión posteriores.
Acta de Sucesión al Trono de 1701
A principios del siglo XVIII, el Parlamento británico aprobó el Acta de Sucesión al Trono. Esta ley estipula el orden de sucesión al trono y excluye a los católicos del derecho a heredar el trono. Según esta ley, el derecho al trono pertenece primero a los hijos del rey o la reina, luego a los hermanos, hermanas del rey o la reina y sus hijos, y finalmente a otros familiares del rey o la reina.
La aprobación de este proyecto de ley reflejó los prejuicios y las preocupaciones sobre los católicos en la sociedad británica de ese momento. Este acto influyó en gran medida en las reglas de sucesión posteriores hasta el día de hoy.
Reforma de la Ley de Sucesión 2013
En pleno siglo XXI, el Parlamento británico volvió a realizar importantes reformas en las normas de sucesión. En 2013, el Reino Unido aprobó la Ley de Sucesión al Trono, que abolió la disposición de que los hombres tienen prioridad en la herencia. Según esta ley, la sucesión al trono ya no está restringida por el género sino que está determinada por el orden de nacimiento.
El objetivo de esta reforma es eliminar la discriminación contra las mujeres que heredan el trono y hacer que las reglas de sucesión al trono británico sean más modernas e igualitarias. Esta reforma convierte a la familia real británica en la primera monarquía del mundo en incluir la igualdad entre hombres y mujeres en las normas de herencia.