Diario de 460 palabras
Arrastré mi larga sombra mientras caminaba por el tranquilo camino antiguo. Tenía muchos pensamientos en mi corazón y estaba triste por los contratiempos y los altibajos de los últimos días. De repente, un melodioso sonido de piano mezclado con una suave brisa llegó suavemente a mis oídos. El hermoso sonido del piano parece lejano, inaccesible, pero muy cercano, persistente en mis oídos. Me detuve y dejé que esta cadena de notas inteligentes y saltarinas se deslizara suavemente por mi corazón, bailando felizmente.
El sonido del piano todavía flota en el camino en el pálido crepúsculo, pero como un manantial claro, lava la suciedad y el polvo cansado del alma de todos los que pasan. Mis pensamientos gradualmente se fusionaron con el inteligente y hermoso sonido del piano. Me sentí trascendental del mundo mortal, "concentrado y relajado, mezclándose con todas las cosas".
Seguí las huellas del sonido y llegué a una cabaña en ruinas. Este melodioso sonido de piano procedía del interior. Estaba a punto de contener la respiración y tocar, cuando el piano se detuvo de repente. Una voz infantil llegó a mis oídos: "Abuelo, estoy cansado. Tocar el piano es muy divertido. Aunque no puedo verlo, puedo sentirlo con el corazón, ¿verdad?"
Una vieja voz Dijo: "Sí, Xiaoya, tocas maravillosamente. Veo lo flexibles que son tus dedos, como si estuvieran bailando sobre esas teclas". De repente mi corazón sintió como una descarga eléctrica y muchos signos de interrogación surgieron en mi mente. De verdad... De verdad... Miré en silencio a través de la polvorienta ventana de cristal y vi a una niña de siete u ocho años gesticulando con las manos y hablando con un anciano. Es solo que los ojos de la niña han perdido su brillo, pero revelan una feliz sensación de confianza. ¡Ella es ciega! ¡El anciano sentado ahí es sordo! Mi corazón volvió a conmoverse profundamente y dos líneas de cálidas lágrimas rodaron silenciosamente. ¡Estas lágrimas son dulces!
El atardecer apartó el último rayo de sol. En el momento en que me di la vuelta y me fui, volvió a sonar la hermosa música, que una vez más me conmovió inexplicablemente. En los caminos antiguos resonaban las risas de los antepasados y nietos y la conmovedora música del piano. Mis pasos hacia adelante se volvieron firmes, porque en esta noche oscura, el sonido en movimiento del piano era el faro de mi progreso.