Red de Respuestas Legales - Derecho empresarial - La diferencia entre ilegalidad general y delito, la diferencia y conexión entre violar la moral y violar la ley. Las infracciones y delitos generales son ilegales. Decimos que el delito tiene tres características que se pueden distinguir de las actividades ilegales en general. El delito tiene el carácter de infracción de la ley penal y de grave daño social, y debe ser castigado por la ley penal. En otras palabras, el delito es una violación del derecho penal, está sujeto a sanción penal y tiene graves daños sociales. Además, aunque las actividades ilegales ordinarias perjudican a la sociedad, no son graves ni violan las leyes penales. Por supuesto, no serán castigados por la ley penal. Violar la ética es parte de violar la ley. Algunas cuestiones éticas son ilegales. Pero la diferencia entre los dos es que uno es más un castigo legal y el otro es más una condena moral y supervisión de la opinión pública. Son inseparables. Sin la supervisión de la opinión pública moral, es imposible confiar únicamente en la ley. El Estado no puede hacer cumplir la moral por sí sola, ni tampoco la ley.

La diferencia entre ilegalidad general y delito, la diferencia y conexión entre violar la moral y violar la ley. Las infracciones y delitos generales son ilegales. Decimos que el delito tiene tres características que se pueden distinguir de las actividades ilegales en general. El delito tiene el carácter de infracción de la ley penal y de grave daño social, y debe ser castigado por la ley penal. En otras palabras, el delito es una violación del derecho penal, está sujeto a sanción penal y tiene graves daños sociales. Además, aunque las actividades ilegales ordinarias perjudican a la sociedad, no son graves ni violan las leyes penales. Por supuesto, no serán castigados por la ley penal. Violar la ética es parte de violar la ley. Algunas cuestiones éticas son ilegales. Pero la diferencia entre los dos es que uno es más un castigo legal y el otro es más una condena moral y supervisión de la opinión pública. Son inseparables. Sin la supervisión de la opinión pública moral, es imposible confiar únicamente en la ley. El Estado no puede hacer cumplir la moral por sí sola, ni tampoco la ley.

Se complementan estrechamente,