¿Cuál es el núcleo y el alma de la estrategia de CI?
CI (Sistema de Identidad Corporativa) se traduce como “Estrategia de Identidad Corporativa” o “Estrategia de Imagen Corporativa”. Se originó en Europa y luego se extendió a Estados Unidos, Japón, China e incluso al mundo. Su sistema teórico se ha desarrollado y mejorado continuamente a través de la exploración y la práctica de varias generaciones de operadores comerciales e investigadores. El corazón y el alma de la estrategia ci es MI.
En esencia, la estrategia de CI es una estrategia integral de gestión y estrategia de marca corporativa. MI representa la mente y el alma de una empresa. Si una empresa es vista como una persona, MI equivale al corazón y al cerebro de la persona. Incluyendo: cultura corporativa, dirección estratégica, principios y estrategias promovidas por la cultura, etc. Estos son el núcleo de la estrategia de CI y corresponden al contenido cubierto por las seis capas del círculo lógico subyacente, especialmente la misión, que es el "pivote de marca".
La base para el surgimiento y desarrollo de la estrategia de IC
1. La llegada de la sociedad de la información
La sociedad en la que vivimos está avanzando hacia un estado de madurez. a una velocidad sin precedentes. La nueva era es una sociedad inundada de información. La tecnología de la comunicación está muy desarrollada y este tipo de información es abrumadora y omnipresente. La gente tiene que enfrentarse a ser rodeada y bombardeada por diversos medios de difusión de información.
2. Identidades sociales duales de las empresas
Las empresas chinas nacieron del sistema económico planificado. Ante un nuevo entorno de vida y un mercado cambiante, las empresas deben pensar de forma independiente y determinar su propio posicionamiento.
3. Diversificación de los valores sociales
En una sociedad de economía mercantil materialmente rica, una característica notable es la diversificación de los valores sociales y los conceptos de consumo. Las personas tienen cada vez más oportunidades de elegir bienes y los criterios para elegir bienes también variarán de persona a persona. No se apresurarán a comprar el mismo producto sin pensar como lo hacían durante la economía planificada, sino que tomarán decisiones basadas en su temperamento, aficiones, estatus social, nivel de consumo y otros factores.