Dios ama al mundo; las personas sólo pueden amar a los demás si se aman a sí mismas.
El amor no necesita venir de otros. Si conectas con él con atención, sentirás el verdadero significado de la felicidad. Señala el amor supremo.
Todo lo demás es un infierno, no te limites a juegos limitados. Por otros me refiero a otras personas atrapadas en un juego finito.
Cuando nos esforzamos por alcanzar la felicidad a través de juegos limitados, eventualmente nos confundimos, por lo que la gente común siempre se confunde una y otra vez. Siempre somos llevados al límite por descuido.
El amor verdadero no ocurre en juegos limitados. En otras palabras, el amor nacerá aquí, pero será de corta duración, por lo que siempre estarás doloroso y confundido en ocasiones.
2.
Ámate a ti mismo primero antes de poder amar a los demás. El amor propio es una semilla que Dios plantó en mí.
El verdadero amor surge del amor propio y de estar lleno de amor. Si no te amas a ti mismo, no estás en un estado de ser amado y no puedes amar a los demás.
Siempre hay personas que inician acciones de amor propio y de autorrescate, por eso eligen dar amor y eligen amar a los demás. Sólo el amor puede salvarnos unos a otros.
Qué afortunados son los humanos de nacer con amor; al igual que los pájaros en el cielo, no siembran, ni cosechan, ni producen, pero aun así Dios los alimenta. ¿No valemos más que los pájaros?
El verdadero amor surge de infinitos juegos. Dios ama al mundo, Buda ama al mundo y su amor conduce al infinito.
Los humanos también tenemos un potencial ilimitado para aprender a amar a los demás, y los dioses nunca nos han abandonado.