En la práctica, ¿cómo deberíamos analizar y manejar correctamente los conflictos entre reforma y ley?
(2) Aquí hay que analizar al menos dos aspectos: En primer lugar, analizar la situación de la reforma. Las reformas también pueden analizarse de manera concreta. Hay reformas buenas, reformas inapropiadas y reformas ciegas. Al menos hay ganancias y pérdidas en las reformas, éxitos y fracasos. El criterio más importante para juzgar el éxito o el fracaso de la reforma es si conduce al desarrollo de la productividad social, si conduce a fortalecer la fuerza nacional integral de nuestro país y mejorar los niveles de vida de la gente. En segundo lugar, debemos analizar la situación. El análisis de las leyes que entran en conflicto con las reformas consiste principalmente en analizar si las leyes son consistentes con los principios y el espíritu de la reforma constitucional.
(3) A través del análisis, se puede ver que existen tres conflictos entre reformas y leyes:
Uno es las reformas inoportunas y la constitución y las leyes, regulaciones y reglas que son en consonancia con los principios constitucionales contradicción entre. Cuando ocurren tales contradicciones, debemos adherirnos a los principios constitucionales para evitar que se produzcan tales reformas o evitar temporalmente que se produzcan. La segunda es la contradicción entre las reformas inoportunas y aquellas leyes, reglamentos y normas que violan los principios de la reforma constitucional. La solución a esta contradicción es principalmente impedir tales reformas y al mismo tiempo modificar leyes, reglamentos y normas que sean incompatibles con los principios constitucionales. La tercera es la contradicción entre reformas buenas y correctas y leyes, reglamentos y normas pertinentes que no son adecuadas para la reforma. Cuando surgen tales contradicciones, las leyes, reglamentos y normas deben revisarse con prontitud. Antes de que se revise la reforma, no podemos utilizarlos para atar las manos de la reforma. Porque una ley que entra en conflicto con una reforma buena y correcta debe entrar en conflicto con una constitución que establece los principios de una reforma correcta. La adhesión a una ley de este tipo no sólo sofocaría la reforma sino que violaría la Constitución.