¿Existe un dios que empuña la espada de la ley por encima de los reyes?
En 1608, el rey Jaime I de Inglaterra juzgó un caso en persona, pero los jueces se negaron rotundamente: el pleito sólo podía ser decidido por el tribunal.
Santiago estaba furioso: Yo soy el rey, y soy tan racional como tu juez. Es razonable para mí proceder con justicia.
El juez Kirk replicó: Es cierto que Dios ha dotado a Su Majestad con un rico conocimiento y talentos extraordinarios, pero Su Majestad no domina las leyes del Reino de Inglaterra. El derecho es un arte y el conocimiento sólo puede adquirirse mediante el estudio y la práctica a largo plazo.
Santiago se enojó aún más: ¿Quieres el liderazgo del rey?
El juez respondió: El rey está sobre todos los pueblos, pero bajo Dios y la ley.
El poder con mayor autoridad
Cuando la ley secular se promulga con la ayuda de Dios o en el nombre de Dios, adquiere la máxima racionalidad, haciendo que la ley sea vinculante y con mayor fuerza autoritativa.
Occidente también tiene este lema legal: "El rey es superior a sus súbditos, pero inferior a Dios y a la ley". Según el principio de "todos son iguales ante Dios" en las enseñanzas cristianas, " todos son iguales ante la ley" El concepto se ha extendido en la sociedad occidental.
Ya en 1215, los nobles ingleses, con la ayuda del "temor de Dios", obligaron al rey Juan a firmar la Carta Magna. Esta piedad y creencia en la ley es la fuente espiritual del Estado de derecho en el mundo occidental.