Los alemanes son los más respetuosos de las normas de tráfico del mundo. ¿Cómo lo hicieron?
Alemania tiene un estricto sistema de control del tráfico. En Alemania existe un sistema de control de tráfico muy estricto y quienes infringen esta normativa son severamente castigados. Por lo tanto, bajo las limitaciones de este sistema de control de tráfico, nadie está dispuesto a infringir la ley y desobedecer las normas de tráfico. Además, en Alemania es muy difícil conseguir un permiso de conducir y el coste es muy elevado. Si le revocan la licencia por no seguir las reglas, será muy incómodo. No solo perderá dinero, sino que también le revocarán la licencia.
2. Obedecer el sistema de tráfico se ha convertido en una cultura del pueblo alemán. Como decíamos anteriormente, Alemania cuenta con un completo sistema de control de tráfico. Creo que es precisamente por este sistema de control de tráfico que la gente tiene que respetarlo, y gradualmente se ha convertido en un símbolo cultural de su propio país. Ahora todo el mundo sabe que Alemania hace el mejor trabajo a la hora de observar el orden del tráfico, y creo que esto es algo de lo que nosotros y otros países podemos aprender.
3. Los padres y las instituciones educativas alemanas cultivan el sentido de las reglas en los niños desde una edad temprana. En Alemania, después de que nacen muchos niños, sus padres les enseñan el sentido de las reglas. Es bajo la influencia de este entorno que los niños alemanes recién nacidos también respetan las normas de tráfico y otras normas. Con el tiempo, las infracciones de las normas de tráfico en Alemania prácticamente nunca vuelven a ocurrir, por lo que esto también nos dice lo importante que es cultivar en los niños una buena conciencia de las normas.
En resumen, Alemania es efectivamente el país que más obedece las normas de tráfico del mundo. Creo que la razón de esto no es sólo porque Alemania tiene regulaciones legales estrictas, sino también porque los padres alemanes enseñan a sus hijos el sentido de las reglas. Esta conciencia se transmite de generación en generación, formando la cultura alemana única que vemos ahora.