Red de Respuestas Legales - Derecho de patentes - Una pequeña dependencia conduce a una gran fe.

Una pequeña dependencia conduce a una gran fe.

En nuestro país la integridad ha sido inseparable de la vida de las personas desde la antigüedad. Honestidad, coherencia de las cosas, falta de sinceridad y nulidad, por eso la honestidad es lo más importante para un caballero.

En la sociedad antigua ha habido muchos ejemplos de personas que se dejaban convencer por la sinceridad. Por ejemplo, Shang Yang fue nombrado primer ministro de Qin Xiaogong y quería redactar una nueva ley. El duque Xiao de Qin estaba preocupado y vacilante. Shang Yang finalmente convenció a Qin Xiaogong para que llevara a cabo reformas políticas y promulgó nuevas leyes. Para ganarse la confianza de la gente, Shang Yang estableció tres pies de madera y la puerta sur de la capital, reclutó personas que pudieran trasladar la madera a la puerta norte y les dio 10 de oro. La gente quedó sorprendida por esta práctica y nadie se atrevió a tocar el trozo de madera. Luego, Shang Yang le dijo a la gente que quien pudiera mover el ladrillo de madera recibiría 40 monedas de oro. Un hombre valiente finalmente movió el trozo de madera y Shang Yang inmediatamente le dio 50 de oro como prometió para mostrar su integridad. Este hecho de ganarse la confianza del pueblo finalmente convenció al pueblo de que la nueva ley era creíble, promoviendo así la introducción de la nueva ley. En este caso, no es difícil ver que una pequeña confianza es una gran fe, para que el país pueda ser gobernado y colonizado y la gente pueda ser convencida por la razón.

También existe una historia popular sobre la integridad en la sociedad antigua, que ha educado a generaciones de jóvenes sobre la importancia de la integridad. La historia es la siguiente: Había una vez un niño que pastoreaba ovejas en las montañas. Probablemente por curiosidad, un día de repente gritó: ¡Viene el lobo, viene el lobo! Los aldeanos al pie de la montaña vinieron después de escuchar la noticia, pero las ovejas en la ladera pastaban tranquilamente y ningún lobo vino. Sabían que era una broma. Después lo repitió tantas veces que los aldeanos se enojaron mucho. De repente, un día apareció de verdad el lobo, y el niño volvió a gritar: ¡Viene el lobo, viene el lobo! Pero esta vez, ningún aldeano lo ayudó y simplemente siguieron con sus asuntos como de costumbre. Al final, se comieron las ovejas y se comieron a los niños.

Estos ejemplos ilustran el mismo punto. Si constantemente incumples promesas en cosas pequeñas, la gente dudará de ti en cosas grandes. Por el contrario, si siempre puedes ser honesto, ganarás la admiración, el apoyo y la confianza de más personas. Como dice el refrán, si quieres convencer a la gente, debes empezar con cosas pequeñas, convencer a la gente con la razón y ganarte la confianza.