¿Qué dijeron los hombres y mujeres que cruzaron la frontera?
Anna, que vive en un apartamento de lujo con vistas al mar, es tan libre como Fai. Su marido, Leo, casi nunca estaba en casa. Cuando los niños viven en el extranjero, las tareas del hogar las realizan los sirvientes. Ella solo pasa su tiempo libre socializando con otras mujeres adineradas, comprando, compartiendo implantes y pérdida de peso, disfrutando de lujosos tratamientos de spa e intercambiando chismes. Un día, cuando el cajero automático se traga la tarjeta de cajero automático de Anna, ella se da cuenta de que la carrera y las finanzas de su marido están en crisis y que su imagen de Futai, cuidadosamente administrada, puede desaparecer.
Ah Hui no puede solicitar a través de canales formales que Ating vaya a Hong Kong a dar a luz a su hijo. Ante la insistencia de su esposa día y noche, Ah Fai decidió probar con la "Agencia de Fertilidad de Hong Kong" con tarifas más altas, pero primero tenía que recaudar suficiente dinero. Mientras tanto, Leo insiste en que Anna siga siendo una esposa rica, para que sus amigos no sospechen que la familia tiene problemas económicos. Ah Fai, que estaba ansioso por recaudar dinero, vendió las piezas del coche de lujo de su jefe y las intercambió en secreto por gangas. Para asistir a una boda de la alta sociedad con el último bolso de Chanel, Anna hizo algo que antes no podía imaginar: fue al continente a comprar bolsos falsos baratos.
Mientras Anna compraba su bolso falso, Hui escondió en secreto un anillo en la maleta. Después de recoger a Anna, Hui cruzó la frontera en un coche de lujo lleno de secretos y regresó a Hong Kong. Anna estaba sentada en el asiento trasero del auto, agarrando el bolso falso que compró, mientras Hui temblaba, ocultando su nerviosismo interior. En ese momento, el neumático barato explotó y el coche se deslizó cuesta abajo y golpeó el maletero...