La historia de Faber-Castell
Conceptos, talentos y un nombre conocido ocupan una posición importante en el mercado internacional actual.
Faber-Castell es una marca de papelería que representa la escritura y la pintura de alta calidad. Estos productos son herramientas indispensables para la vida diaria de todos.
Los orígenes de la empresa se remontan a 1761. En aquella época, a KASPAR FABER, un fabricante de muebles de cocina de Alemania, se le ocurrió la idea de producir su primer lápiz. Sus ideas provocaron la creación de un imperio empresarial global. Posteriormente, los descendientes de la familia Faber continuaron gestionando la fábrica de lápices KASPAR FABER situada en la ciudad de Stein, cerca de Núremberg. En 1840, LOTHAR VON FABER, la cuarta generación de la familia FABER, se hizo cargo del negocio familiar de lápices a la edad de 22 años. En ese momento, estaba en París y solo tenía un plan simple en mente: estaba decidido a reformarse. Gracias a su idea, el lápiz hexagonal se convirtió en el primer lápiz de alta calidad en Alemania. LOTHER FABER calificó esta nueva serie de lápices con la marca A.W FABER, convirtiéndose en la primera marca de lápices de la empresa. Con la creciente demanda de lápices de alta calidad en otros países, LOTHER FABER aprovechó la oportunidad para establecer filiales de A.W. FABER en Estados Unidos y París. Esta acción convirtió a A.W. En 1851, LOTHER FABER volvió a hacer historia al definir la longitud, el grosor y la dureza de la mina de su lápiz estándar. Hoy en día, sus especificaciones han sido aceptadas por pares de todo el mundo.
En 1898, la nieta de LOTHER FABETR y única heredera del próspero negocio de lápices de A.W. FABER se casó con el conde Alexander Ludenhausen, lo que provocó que el nombre de la empresa Faber se cambiara a Faber-Castell.