En la interfaz entre emoción y derecho, ¿son despiadados quienes creen que derecho y razón son los más importantes?
Sólo el amor leal no tiene libertad. Es una especie de esclavitud porque su personalidad ha sido humillada; si tiene libertad y no tiene lealtad, ¿quién creerá en la existencia del amor? Cuando eliges el amor, tienes que asumir la responsabilidad de la lealtad. Para ser leal a tu amor, debes ser lo suficientemente valiente como para asumir la responsabilidad. El amor no es una esclavitud, debe haber una personalidad igual. Si lo respetas, debes darle libertad, pero si no hay libertad de lealtad, entonces el amor es solo una burbuja.
Tanto el derecho como el amor reconocen este principio: monopolio y exclusión. La ley, como norma, permite a las personas distinguir entre usted y yo y evitar que otros interfieran e infrinjan su propiedad. El amor, como castillo cerrado y sagrado, nunca permite que intervengan extraños. Fromm ha dicho durante mucho tiempo que la característica más llamativa entre hombres y mujeres es la exclusividad, que es diferente del amor maternal y del amor maternal.
Existe una gran diferencia entre la ley y el amor. Lo primero es más importante que la razón, lo segundo es más importante que la percepción. Pero cuando ambos chocan, debemos considerar la dimensión moral. Los filósofos occidentales tienen un dicho: no hay dos hojas idénticas en el mundo. Asimismo, no debería haber nada en el mundo que no tengamos en común. La ley y el amor no son una excepción.