Cualificaciones académicas invertidas: ¿un desperdicio de talento o un desperdicio de recursos?
La educación superior no tiene por qué ser un desperdicio.
Las cualificaciones académicas invertidas no son necesariamente un desperdicio de talento. Algunas personas con un alto nivel educativo, no porque no tengan oportunidades, sino porque tienen sus propias expectativas y elecciones sobre la vida, eligen carreras menos remuneradas pero más acordes con sus propios deseos e intereses para realizar su propio valor. Por el contrario, si se les obliga a realizar un trabajo inadecuado, no se desempeñarán bien en el trabajo real y desperdiciarán talentos.
Signos de desperdicio de recursos
Las calificaciones académicas invertidas también pueden ser un desperdicio de recursos. Si algunos talentos altamente educados desempeñan trabajos que no se corresponden con sus especialidades, sus antecedentes profesionales se desperdiciarán, lo que dificultará que el mercado laboral se corresponda. Esta incompatibilidad puede conducir a menudo a una baja eficiencia en el trabajo personal y a que las empresas enfrenten dificultades para contratar personal. Esta no es la solución óptima para el desarrollo económico y social.
Los talentos no se limitan a calificaciones académicas u ocupaciones.
El talento no tiene por qué limitarse a calificaciones académicas y profesiones. Las cualificaciones educativas no son el único factor para medir el talento. Los intereses personales, los talentos y la experiencia también son cruciales. Si una persona puede aprovechar al máximo su potencial y darse cuenta de su propio valor, ya no importa si sus calificaciones académicas y su trabajo coinciden.
Asignación racional y desarrollo de talentos
En resumen, no podemos considerar ciegamente las calificaciones académicas al revés como un desperdicio de talentos. Si el trabajo de una persona coincide con sus intereses y capacidades, la idoneidad laboral y las calificaciones académicas no son los únicos factores a considerar. Por supuesto, también debemos prestar atención a la distribución y el desarrollo razonables de los talentos. Sólo permitiendo que todos aprovechen plenamente sus ventajas profesionales y de calidad se podrá aprovechar plenamente el potencial de cada empleado y lograr el desarrollo común de personas y organizaciones.